martes, 9 de septiembre de 2014

MARIA SABINA

Mujer que mira hacia adentro
Todo mi lenguaje está en el libro que me fue dado. Soy la que lee, la intérprete. Ése es mi privilegio. Mi sabiduría no puede enseñarse. Es por eso que digo que mi lenguaje nadie me lo enseñó, porque es el lenguaje que los niños santos dicen al entrar en mi cuerpo. Los ignorantes nunca podrán cantar como los sabios. Los niños santos me dictan, yo soy la intérprete. Aparece el libro y ahí empiezo a leer. Cuando ellos me entregaron el libro había música. Sonaba el tambor, la trompeta, el violín y el salterio. Me sumerjo y camino por abajo. Puedo buscar en las sombras y el silencio. Así llego donde las enfermedades están agazapadas. Muy abajo. Abajo de las raíces y del agua, del barro y de las piedras. Otras veces asciendo, muy arriba, arriba de las montañas y de las nubes. Al llegar adonde debo miro a Dios. Miro a las gentes buenas. Allí se sabe todo. Del todo y de todos,porque allí está todo claro. Oigo voces. Me hablan. Es la voz del pequeño que brota. El Dios que vive en ellos entra en mi cuerpo. Yo cedo mi cuerpo y mi voz a los niños santos. Ellos son los que hablan, en las veladas trabajan en mi cuerpo. Me dicen que soy la mujer de los mares, que traigo la sabiduría en mis manos. Que soy la mujer de San Pedro y San Pablo. Que soy la mujer niña. A veces lloro,pero cuando silbo nadie me espanta. En el medio está el Lenguaje. En esta orilla, en el medio y en la otra orilla está el Lenguaje. Con los niños veo a Dios. Ellos hablan y yo tengo el poder de traducir. Si digo que soy la mujercita de libro eso quiere decir que un pequeño que brota es mujer y que ella es la mujercita del libro y así me convierto durante la velada en hongomujercita-de-libro.

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